lunes, 19 de abril de 2010

Lo que significaron para mi los campamentos

Gualea es una comunidad que queda al noroccidente de Quito, que esta compuesta por comunidades más pequeñas en las cuales viven alrededor de 50 a 100 habitantes, sin embargo su riqueza es mayor a la que se puede encontrar en cualquier ciudad poblada por millones de habitantes.

Sus paisajes son espectaculares encierran matices tan diversos; sus montañas llenan de colorido el horizonte, el viento mueve a los árboles como si los hiciera bailar. El bosque que rodea todo el lugar junto con la neblina cuando baja hace que la comunidad se llene de magia y misticismo, como si uno fuera el protagonista de una gran novela, los ríos y cascadas parece que en la noche hablan contigo mientras viajan sus aguas apresuradas. Y la sonrisa de las personas, con su generosidad y calidez te hace sentir como en casa.
Definitivamente fueron los niños quienes hicieron que deseara que cada día durara un poco más y que nuestra estadía ahí no llegara a su fin. Cada uno tenia tanta libertad, felicidad y cariño por dar, que no les hacia falta alas para volar por los caminos de tierra y piedra al ser el horizonte su único destino, algunos de ellos trabajaban, otros eran tímidos, otros muy inquietos, pero simplemente al darles una sonrisa y un abrazo ellos estaban dispuestos a dejar a un lado sus miedos preocupaciones y vergüenzas para dar lo mejor de cada uno.

A todos mis conocimientos junto con mis habilidades para contribuir en algo en su desarrollo y en lo que cada uno va a llegar a ser cuando sean adultos. Sin embargo pese a que fui dispuesta a darlo todo, lo que traje de regreso fue inimaginable, aprendí tanto en esos días sobre humildad, libertad, trabajo, solidaridad respeto, cariño, diversión, alegría, igualdad que nunca pensé llegarlo a conocer menos aún a obtener.


A este campamento fui comprometida a trabajar con cada niño a entregarle todo el cariño posible y Simplemente Gualea en especial la comunidad de Bellavista se quedo con una parte de mi corazón, por eso se que el regresar a Quito no fue un adiós sino un hasta pronto porque estoy convencida que volveré muy pronto a ese lugar que se desarrollo como todas las sociedades deberíamos hacerlo, no en avaricia ni riqueza, sino en solidaridad, cariño y respeto.
Maria Jose Lazo

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