Gualea es una comunidad que queda al noroccidente de Quito, que esta compuesta por comunidades más pequeñas en las cuales viven alrededor de 50 a 100 habitantes, sin embargo su riqueza es mayor a la que se puede encontrar en cualquier ciudad poblada por millones de habitantes.
Sus paisajes son espectaculares encierran matices tan diversos; sus montañas llenan de colorido el horizonte, el viento mueve a los árboles como si los hiciera bailar. El bosque que rodea todo el lugar junto con la neblina cuando baja hace que la comunidad se llene de magia y misticismo, como si uno fuera el protagonista de una gran novela, los ríos y cascadas parece que en la noche hablan contigo mientras viajan sus aguas apresuradas. Y la sonrisa de las personas, con su generosidad y calidez te hace sentir como en casa.
Definitivamente fueron los niños quienes hicieron que deseara que cada día durara un poco más y que nuestra estadía ahí no llegara a su fin. Cada uno tenia tanta libertad, felicidad y cariño por dar, que no les hacia falta alas para volar por los caminos de tierra y piedra al ser el horizonte su único destino, algunos de ellos trabajaban, otros eran tímidos, otros muy inquietos, pero simplemente al darles una sonrisa y un abrazo ellos estaban dispuestos a dejar a un lado sus miedos preocupaciones y vergüenzas para dar lo mejor de cada uno.
A todos mis conocimientos junto con mis habilidades para contribuir en algo en su desarrollo y en lo que cada uno va a llegar a ser cuando sean adultos. Sin embargo pese a que fui dispuesta a darlo todo, lo que traje de regreso fue inimaginable, aprendí tanto en esos días sobre humildad, libertad, trabajo, solidaridad respeto, cariño, diversión, alegría, igualdad que nunca pensé llegarlo a conocer menos aún a obtener.
A este campamento fui comprometida a trabajar con cada niño a entregarle todo el cariño posible y Simplemente Gualea en especial la comunidad de Bellavista se quedo con una parte de mi corazón, por eso se que el regresar a Quito no fue un adiós sino un hasta pronto porque estoy convencida que volveré muy pronto a ese lugar que se desarrollo como todas las sociedades deberíamos hacerlo, no en avaricia ni riqueza, sino en solidaridad, cariño y respeto.
Maria Jose Lazo
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